Fin/inicio

Pues bien, la última y nos vamos. No pienso ponerme melodramático por que no lo estoy, pero sí quiero agradecer a toda persona que se haya tomado algo de tiempo para leer esta columna. Siendo la número veintiséis, me gustaría cerrar enlistando algunas conclusiones sobre lo que he aprendido en este tiempo:

El anonimato nos sale muy barato. El futuro no es lo que vemos en los comerciales. Nosotros morimos, pero nuestra información en línea no. La privacidad en internet es algo sencillo, si no quieres que lo vean, no lo subas, no importa qué tan privado lo hagas. Cada click que haces entra a una base de datos. La gente confunde la credibilidad con el número de ‘seguidores’, se puede comprar (y muy barato). Hacer que lo digital imite el mundo real es como contratar cable para ver los canales de TV abierta. Usar tecnología es una oportunidad para entender lo que no podemos a través de nuestros sentidos. Sería lógico pensar que estamos muy cerca a una nueva etapa del conocimiento, pero nunca hemos estado más lejos. Nadie sabe cómo hacer un viral. La pregunta no es si las tabletas van a sustituir el papel, es si tienen que hacerlo (la respuesta es no). Sería genial hacer un cuento que nos lea mientras lo leemos. Los ‘libros’ digitales no se compran, se rentan. La gente persigue el por qué lo haces, no cómo lo haces. El mejor diseño es el que ayuda a hacer algo, no el que se hace notar. Todo objeto es interactivo. No debe existir arte ajeno a nuestra vida. Hacer es el nuevo decir. Google Glass es la respuesta a una pregunta que nadie hizo, el iPhone también lo fue. De nada sirve leer un periódico si no te haces preguntas en el proceso. Cuando creas saber algo, cualquier cosa, ya cometiste el primer error. No hay preguntas tontas, hay preguntas relevantes.

Les deseo a todos un gran verano y espero que los finales no terminen con su voluntad. Yo me despido, les dejo la vía de comunicación abierta y albricias.