Un libro físico es una isla. Es una historia contenida por sus tapas, sentado en un librero. Es contenido esperando ser analizado y convertido en conocimiento.
Un libro digital tiene la capacidad de desdoblarse y desbordarse sobre nuevos contenidos, tiene la capacidad de ser muchas historias dentro de una misma. Ya conocemos las funciones ‘extra’ que nos ofrecen como multimedia, diccionario, hipervínculos. Pero ¿qué pasa cuando nuestra lectura se vuelve social?
Nosotros abrimos un libro y sabemos lo que más le interesó a nuestros amigos, podemos hacer notas y compartirlas. Tenemos la capacidad de distribuir copias (sin infringir derechos de autor) anotadas para fines académicos. Podemos seguir los gustos e intereses de personas en cuyo criterio confiamos. Esto no se limita a reseñas en plataformas como Amazon, GoodReads, Anobii, etc. Estamos hablando de un contenido que conoce sus relaciones con otro contenido. Podemos leer Las mil y una noches a través de Scheherezada, pero a la vez conocer lo que hay detrás de cada historia, ser poseedores del suficiente contexto como para sacar mayor provecho. Una nueva forma de pie de página ‘democratizado’. Algo parecido a lo que estamos acostumbrados mientras utilizamos internet. Empezamos con cierta información, y terminamos en el lugar más recóndito del internet, siempre buscando (o procrastinando) en algo que realmente nos interesa. Puede que sea bueno, o puede que sea malo. Si bien ya lo dijo Kafka, “Todo el mundo es una distracción, incluso lo que nos distrae”.
Ahora bien, con esto he hablado del contexto de la historia, pero ¿qué pasa cuando la historia también conoce nuestro contexto?
Se abren diferentes caminos narrativos, el libro puede adaptar su forma de acuerdo al estado de ánimo del lector. Es capaz de distinguir el tiempo que tiene el lector entre comidas y recomendarle algo de extensión adecuada. Es una especie de libro amigo que tiene la suficiente información como para hacer de nuestra lectura, algo más placentero. Alguien que de alguna manera, conoce nuestra huella digital y siempre sabrá qué decirnos. Un libro que posiblemente, nos lee mientras lo leeemos.